La semana pasada tuvimos muchos acontecimientos. Uno de ellos, es que nos fuimos de excursión a la Granja-escuela La Torre en Miralbueno y nos lo pasamos genial.
La primera emoción ya fue coger el autobús y es que aunque el año pasado ya fuimos a Espacio Bebe en él. Siempre nos resulta emocionante eso de ir todos juntos, cantando, viendo dibujos, nuestro pueblo desde más alto, los coches que van por la autovía...
Una vez en la granja, nos dividimos por clases para poder ver bien los animales. Nuestra granjera se llamaba Marian y nos explicó un montón de cosas.
Los primeros animales que vimos fueron las cabras. Marian nos dijo que eran mamíferos porque mamaban de su mamá (algunos nos acordábamos un poco de esa palabra de cuando estudiamos el año pasado los conejos); que tenían el cuerpo cubierto de pelo, y 8 dientes pero solo en la parte de abajo (jugamos a poner la boca como las cabras). También nos explicó que cuando las cabras no son ni bebes (cabritillos), ni ya mayores se llaman: a los machos chotos y a las hembras chotas. Cuando el macho es mayor se le llama chivó. Nos preguntó si sabíamos que se puede obtener de las cabras y cómo no lo teníamos muy claro nos lo dijo ella: se obtiene leche para luego poder hacer el riquísimo queso de cabra.
Después entramos dentro del establo dónde también estaban las ovejas con sus corderitos y apartados los papás oveja que nos dijo que se llamaban Mardanos. Marian nos preguntó si sabíamos lo que comían y después de varias respuestas llegamos a la conclusión que hierba por lo que nos dio un puñado a cada uno para que el que quisiera les diera de comer. A algunos nos dio un poquito de miedo, y preferimos ver cómo les daban nuestros compañeros. Pasamos un rato muy divertido, sobre todo cuando las ovejas empezaron a balar que nos asustaba y hacia gracia por un igual. También tocamos a un corderito, que era muuuy suave y la lana de las ovejas. Pues estuvimos diciendo que de las ovejas obtenemos la lana que nos sirve para hacer chaquetas, bufandas, jerseys.
Nuestra siguiente parada fue, lo que al principio creímos que eran caballos, pero que al estar cerca descubrimos que eran ¡Burras!. Se llamaban Candela y Panchita. Marian nos dijo que les iba a poner comida y que las podíamos tocar pero siempre entre los ojos o la orejas no por la boca para que no nos confundieran con comida y nos dieran un mordisquito. Junto a Candela y Panchita, estaba la vaca Matilda, que era el animal más grande de la granja, y que Marian nos dijo que estaba embarazada. Porque al igual que el resto de animales que hasta ahora habíamos visto también era un mamífero.
Después vimos a la cerda Luisa, pero como era muy glotona mejor la vimos de lejos y estuvimos contando todo lo que podíamos obtener del cerdo (jamón, chorizos, panceta...)
Nuestra siguiente parada fue, lo que al principio creímos que eran caballos, pero que al estar cerca descubrimos que eran ¡Burras!. Se llamaban Candela y Panchita. Marian nos dijo que les iba a poner comida y que las podíamos tocar pero siempre entre los ojos o la orejas no por la boca para que no nos confundieran con comida y nos dieran un mordisquito. Junto a Candela y Panchita, estaba la vaca Matilda, que era el animal más grande de la granja, y que Marian nos dijo que estaba embarazada. Porque al igual que el resto de animales que hasta ahora habíamos visto también era un mamífero.
Después vimos a la cerda Luisa, pero como era muy glotona mejor la vimos de lejos y estuvimos contando todo lo que podíamos obtener del cerdo (jamón, chorizos, panceta...)
También vimos a los pavos, que nos hizo mucha gracias como hablaban y hasta intentamos hablar con ellos imitándolos. Vimos que tenían como una piel roja que les colgaba del pico, y Marian nos dijo que se llamaba moco de pavo, y que aunque habitualmente esta encogido cuando quieren lucirse lo estiran.
Luego fuimos a ver y dar de comer a los conejos y pudimos tocar dos gazapos, uno blanco y otro gris y a una gallina. Vimos que la gallina tenía plumas en vez de pelo y dos patas (que Marían nos dijo que se llamaban garras) y dos alas.
También estuvimos en un sitio muuuy especial, era una habitación donde se encontraban pollitos pequeñitos en una jaula con calor y una incubadora, que servía para calentar los huevos y que así pudieran salir los pollitos. En esta habitación vimos codornices pequeñitas y pudimos tocar un pollito pequeño. Marian nos explicó que los huevos deben estar 24 días en la incubadora para que puedan nacer los pollitos.
Y después de un estupendo almuerzo saludamos a Rabadán, el perro pastor de la granja, al que también tocamos con mucho cariño. Dimos de comer a los patos y las Ocas en su estanque y vimos el huerto. En él vimos tomateras (protegidas dentro del invernadero), lechugas, judías verdes, y descubrimos que a algunos de nosotros no nos gustan mucho las verduras pero que es muy sano comerlas.
Fue un día de muchas emociones en el que disfrutamos y aprendimos muchas cosas.
Os dejamos un vídeo de algunos de los momentos en la granja.