Llevamos todo el curso con muchas ganas de ver a nuestro amigo Roque Rataplín, pero la profe nos decía que estaba muy ocupado ordenando su biblioteca y dejándola preparada para que pudiésemos subir pronto a leer los cuentos que tanto nos gustan.
Decidimos hacerle un regalo para que se ponga contento y se acuerde mucho de nosotros. Para ello, propusimos en la asamblea diferentes opciones de cosas que le podíamos regalar y como no nos poníamos de acuerdo decidimos hacer una votación.
Las propuestas para regalarle fueron una carta, una playa, un coche y un robot. Para la votación teníamos cada uno una bolita de plastilina que poníamos en el dibujo del regalo que deseáramos, después de votar todos los niños y contar estos votos, el resultado fue un empate entre el robot y el coche, así que ... tuvimos que volver a realizar otra votación entre estos dos y el ganador fue ..... ¡el COCHE!
Ahora nos tocaba lo más difícil: ¡HACER UN COCHE!
Nos pusimos todos a pensar cómo podíamos crear un coche, salieron muchas propuestas que veíamos que no se podían llevar a cabo, así que nos fuimos por la clase a buscar objetos y cosas que nos podían servir para hacer nuestro coche para Roque. Cada niño trajo un objeto y explicaba para que podía servir y entre todos decidimos que cosas poner y su lugar. De esta manera, convertimos un teléfono de la cocinita en la carrocería del coche, un remolque de coches en el maletero, un tubo de cartón en tubo de escape con un otoscopio del maletín de médicos que sacaba el humo, un plato de la cocinita en volante, gomas en cinturones de seguridad y pompones para las ruedas y las luces. Entre todos nos habíamos inventado un coche para nuestro amigo, ¡fue muy emocionante!
Lo más difícil era unir todos los objetos, decidimos que tenía que ser un pegamento muy fuerte y la profe nos dijo que ella pensaba que con silicona se podía pegar bien, así que otro día nos trajo la pistola de silicona y pegamos todo el coche, la profe claro, porque para que pegue esa silicona tiene que estar muy caliente y nos podíamos quemar.
Envolvimos el regalo y se lo subimos a Roque esperando que le gustara un montón, pero estábamos un poco tristes porque no se nos había ocurrido como hacer que ese coche se desplazara. Aún así seguro que a Roque le encantaba.
Y cual fue nuestra sorpresa que el otro día vino Roque con una carta invitándonos a hacer un juego de pistas en la biblioteca y nos traía fotos de los lugares en los que había estado con el coche. Resulta que... ¡¡¡si funciona!!! Enseguida adivinamos que se había ido a los cabezudos y a los fuegos artificiales en el Pilar y que había estado en la casita del recreo que tanto nos gusta y también en el parque de la tirolina.
No sabemos como lo ha hecho funcionar pero nosotros creemos que es un poco mágico porque es un regalo muy especial que hemos hecho entre todos los amigos de nuestra clase.